Conseguir que los más jóvenes se interesen por la vida en el medio rural y apuesten por ella es fundamental para frenar el despoblamiento y garantizar el futuro más allá de las grandes ciudades. Que este relevo generacional sea una realidad es imprescindible, no sólo para esas zonas rurales. Y es que no hay que olvidar que de la agricultura y la ganadería depende que todas y todos nosotros podamos seguir contando con un suministro alimentario estable, seguro y de calidad.
José Manuel García tiene una pequeña plantación de arándanos en la montaña palentina. Gracias a las buenas condiciones climáticas que hay en el norte de España, los arándanos son un buen cultivo para esta zona. “Siempre me ha gustado la idea de poder trabajar en el campo, pero sin tener que estar de sol a sol como mi padre. No me veía como ganadero, los animales hay que atenderlos varias veces al día, por eso me embarqué en esto de los arándanos, y estoy encantado”, relata.
Su producción se desarrolla en ecológico, lo que le garantiza el acceso a un nicho de mercado más especializado. Ademas de poder contar con más ayudas locales, a mayores de las ofrecidas por la PAC. “Esta plantación requiere de algo de paciencia, pues la verdadera producción en cantidad de frutos se da a partir del cuarto año, aunque en el tercero ya hemos tenido buenos frutos”; explica al tiempo que reconoce que le hubiera gustado que en su pueblo se asentaran más jóvenes con ganas de emprender en el rural, y poder así formar algún tipo de cooperativa que les permitiese optar a más ayudas. “La incorporación de nuevas generaciones aún es una asignatura pendiente en España”, lamenta.
Desde hace 7 años, Miguel Francés está al frente de una casa rural en La Mancha. Tras licenciarse en Ciencias Económicas, decidió apostar por emprender en el rural, y pudo hacerlo gracias a las ayudas del segundo pilar de la PAC. “Yo trabajaba en Madrid en una consultoría y llevaba todo el tema de cuentas y finanzas. Recuerdo un verano que fui con mi familia a una casa rural en la Ribeira Sacra. Me quedé fascinado con la historia que me contó el dueño, que dejó todo para vivir en el rural. Me impactó tanto que me entró el gusanillo. Decidí informarme y descubrí las ayudas de la PAC a jóvenes en el rural”, explica.
La PAC considera jóvenes emprendedores a personas menores de 40 años que quieran desarrollar su actividad en el rural. “Después de 15 años en la misma empresa, decidí dar un giro a mi vida, dejar la ciudad y montar una casa rural en la antigua vivienda de mis abuelos en La Roda. Después de presentar el proyecto empresarial y hacer todos los trámites, conseguí financiación de la PAC por valor de 20.000 euros, que me ayudaron en las reformas y la apertura de la casa. Tenía 38 años, o lo hacía en ese momento o no lo haría nunca”.
La capacidad de generar bienestar y calidad de vida es fundamental para atraer y fijar población, e iniciativas emprendedoras, en el medio rural. Así lo explica Paco López, dinamizador rural en la comarca del Deza que en su día a día se dedica al asesoramiento de jóvenes a los que intenta brindar el apoyo que necesitan para poner en marcha iniciativas socioeconómicas con vocación de futuro.
“El campo y todo lo relacionado con él debería verse como una oportunidad para el autoempleo verde y el emprendimiento», indica este experto. Que lamenta que la idea de la España Vaciada sea lo primero que muchas personas asocian al concepto de rural. “A los jóvenes les sobran ganas y son más aventureros a la hora de innovar. Pero les faltan referente para que vean que en el campo también se puede innovar, no sólo en la informática”.
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