Pocos sectores o actividades productivas dependen tan directamente de la meteorología, el clima y la calidad ambiental como la agricultura. La rentabilidad de las cosechas está íntimamente ligada a factores externos, ajenos al trabajo de los agricultores. Por eso es tan importante contar con herramientas que permitan minimizar los riesgos y garantizar la viabilidad de los productos del campo.
Dentro del segundo pilar de la PAC, la política de desarrollo rural de la Unión Europea está concebida para brindar apoyo a las zonas rurales fomentando la competitividad de la agricultura, garantizar la gestión sostenible de los recursos naturales y la acción por el clima. Además de lograr un desarrollo territorial equilibrado de las economías y comunidades rurales que incluya la creación y la conservación del empleo. “La agricultura de precisión estaría apoyada por ese segundo pilar de la PAC, ya que es un sistema de producción agrícola basado en la información de nuestra producción y que ayuda a maximizar la eficiencia y la rentabilidad del conjunto de la explotación. De igual modo, protege al medio ambiente, disminuyendo las consecuencias negativas sobre éste» explica Lucía Gallardo, inteniera técnica agrícola especialista en tramitación de ayudas de la PAC.
La mayoría de los pequeños agricultores han venido solicitnado ayudas europeas de pago directo. Pero cada vez con máis claridad se está viendo un cambio que prioriza la innovación en la agricultura, con inversiones en TIC´s, monitorización o prácticas agronómicas informatizadas.
La agricultura de precisión aporta importante beneficios, como son el ahorro en insumos y la reducción de la contaminación, tal y como apunta el ingeniero técnico forestal Julio Guntín. «Todo ello deriva en una mejor eficiencia en las explotaciones agrícolas y, por tanto, una mejora en la economía de los agricultores. Pero para que realmente lleguen a verse los resultados, tanto a nivel monetario como medioambiental, es necesario gestionar la información que nos brinda la sensorización. Los sensores en bruto sólo proporcionan datos. Y lo importante es convertir esos datos en información y, a su vez, traducir esa información en una toma de decisiones adecuada para la explotación” comenta.
El desarrollo de maquinaria agrícola monitorizada es una tendencia cada vez más común que va asentándose en el día a día de las explotaciones agrícolas españolas, mediante el uso de sensores con aplicaciones en distintos ámbitos: suelos, estado foliar, calidad de los frutos, detección de malas hierbas o fecha óptima de recolección.
“Para cada problema o incógnita existe un sensor específico en el mercado. La cuestión es la fiabilidad y el precio de esta tecnología” explica este experto. Con el coincide Mariano López licenciado en Administración y Dirección de Empresas y trabajador de una empresa de sensores medioambientales . «Es cierto que existe una fuerte tendencia hacia el desarrollo de maquinaria agrícola monitorizada, con los sensores más innovadores del mercado. Pero los datos por sí solos no son suficientes para gestionar una explotación. Es necesario tratarlos, analizarlos y traducirlos en información útil para la toma de decisiones” comenta.
Actualmente la agricultura de precisión está tan avanzada que proporciona los mensajes clave para adoptar las decisiones más adecuadas según las condiciones climáticas o las necesidades del cultivo. “Es fundamental poder anteponerse a las inclemencias meteorológicas en un ambiente tan cambiante climatológicamente como el que estamos viendo estos últimos años. Se han perdido cosechas enteras por no tener la información para poder reaccionar ante los riesgos”, lamenta.
Cada vez más, la agricultura de precisión está llegando al pequeño agricultor, con pequeñas innovaciones como estaciones meteorológicas con software predictivo, o sensores de humedad y temperatura en los silos. Pero todavía falta mucho para llegar a los niveles en los que ya se encuentran otros países europeos, como Alemania o Francia. O incluso América, donde el uso de drones para la agricultura o el estudio de los cultivos a través de imágenes satelitales que aportan información para gestionar de manera eficiente la fertilización o el riego ya son prácticas comunes.
“Pero sigo insistiendo, lo que importa en la agricultura de precisión es la manera de poder sacar información de los datos. Por ejemplo, el NDVI basado en imágenes satelitales de los cultivos, ya existía en la década de los 70, pero la formación de los técnicos para interpretar esos datos y las nuevas tecnologías, que ahora lo hacen automáticamente, ha sido crucial en su aplicación».
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