La Política Agrícola Común es una de las políticas más importantes de la Unión Europea. Aúna agricultura, medioambiente y sociedad, y sus aportaciones constituyen un apoyo fundamental para el sector primario. De los beneficios que la PAC aporta a las explotaciones agroganaderas hablamos con tres expertos, que valoran las ayudas vigentes y hablan también de nuevos retos.
Tal y como explica Diego Barral, la Política Agrícola Común viene definida por la UE, que decide cuánto dinero corresponde a cada uno de los países miembros. Posteriormente, los estados son los encargados de gestionarla. Hay dos tipos de ayudas: los pagos directos y los pagos indirectos. Los directos se dividen en derechos de pago básico y pago verde.
Las ayudas indirectas se destinan al desarrollo rural, no se dan directamente al propietario de las tierras, sino a otros proyectos. Por su parte, el pago verde es una retribución destinada a promover prácticas beneficiosas para el clima y el medio ambiente. Son pagos anuales por hectáreas admisibles y están asociadas al derecho de pago básico.
Este ingeniero técnico agrícola con amplia experiencia en supervisión y control de parcelas para las ayudas de pago básico, verde y único procedentes de la PAC; cuestiona que los criterios para el cumplimiento del pago verde sean los mismos en Galicia que en otras zonas del territorio peninsular. «Las ventajas de la PAC son innegables, pero todo se puede mejorar siempre. El pago verde habría que revisarlo; no tiene sentido que se apoyen los barbechos en algunas regiones. El agricultor deja de producir en sus tierras, pero debe comprar insumos a otro productor para seguir con su explotación, es decir, que lo necesita igual.
El mismo debate surge con el concepto de superficie de interés ecológico que, tal y como indica Barral debería vincularse a «zonas de interés ecológico real, como puede ser un bosque frondoso. No simplemente unas hectáreas que se dejen en barbecho».
Alba Torreira; ingeniera técnica agrícola con amplia experiencia en gestión de ayudas de la PAC, específicamente en el sector lácteo; también pone en valor el papel de esta política comunitaria como soporte para el desarrollo de la actividad agroganadera.
«España tiene una industria agroalimentaria potente y dinámica, constituyendo uno de los principales sectores económicos de nuestro país, si tenemos en cuenta el empleo, la facturación y las exportaciones que genera. En cuanto al sector lácteo, a lo largo de los últimos años las ayudas europeas tuvieron un papel fundamental, ya que se invirtió mucho dinero en modernizar las explotaciones, como por ejemplo en maquinaria y sistemas de ordeño. Pero todavía quedan cosas por hacer, sobre todo en el ámbito vinculado al desarrollo industrial y a la venta del producto final».
Tal y como explica esta experta, no hay que pasar por alto el valor de los mecanismos de intervención que la PAC aporta para regular el mercado. Un ejemplo es que la UE puede comprar leche y derivados a los operadores cuando el precio de venta está demasiado bajo. Almacena esos productos y les da salida cuando el precio sube razonablemente. «Una actuación fundamental para evitar que la producción se desperdicie». Además, comenta que la nueva PAC supondrá un reto importante, si bien es cierto que «el sector ya tiene mucho avanzado para cumplir con las exigencias medioambientales y de bienestar».
«Como en todos los ámbitos, una buena gestión es la clave. Y una PAC bien gestionada y financiada mantendrá los grandes beneficios que esta política aporta al conjunto de la ciudadanía europea”, concluye.
Patricia Sánchez Lorenzo, ingeniera técnica forestal y miembro del Consello Foresatl de Galicia, está de acuerdo con los demás ponentes en cuanto a que la PAC es imprescindible para ayudar a agricultores y ganaderos a mantenerse en el mercado. Sin embargo, su conocimiento del sector le hace apuntar también a los desafíos pendientes en materia de gestión forestal.
«Sería interesante fomentar ayudas más encaminadas a los cultivos de frondosas caducifolias, como por ejemplo el castaño o el roble. Especies que no solo conservan el patrimonio natural, sino que diversifican el rural poniendo sobre la mesa otras opciones de empleo».
Esta experta en el sector forestal comenta que las ayudas de la PAC deberían ser reestudiadas, y pone el ejemplo del eucalipto en España: «en otras regiones de la península se premian las plantaciones de eucalipto con ayudas de la PAC, mientras que en Galicia no es así».
«La agricultura, la gestión forestal sostenida, la conservación de recursos y ecosistemas y la biodiversidad ya forman parte de las ayudas, pero debería haber más orientación a la diversificación de cultivos forestales, siempre respetando la conservación. La repoblación forestal debería ser más respetuosa con la biodiversidad, contribuyendo a luchar contra el cambio climático y protegiendo el medioambiente», apunta.
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