El desperdicio alimentario es una preocupación internacional y reducirlo es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. De la necesidad de impulsar un modelo alimentario y un consumo más eficiente y responsable hablamos con expertas en la materia, que nos recuerdan que reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita de aquí a 2030 es, precisamente, uno de los objetivos de desarrollo sostenible de la Unión Europea.
Según un estudio realizado en Estados Unidos, el desperdicio alimentario de una familia típica estadounidense puede llegar a media tonelada anual. “Hay que dejar de malgastar alimentos a estos niveles. No somos conscientes de la totalidad de la comida que se tira, ya que es algo que se hace a diario, poco a poco, y no tenemos una visión de conjunto al final del año o del mes”. Quien así habla es Luisa Rozados, consultora agrícola que apunt aademás otro dato de la FAO: cada año una tercera parte de la producción mundial de alimentos para el consumo humano se desperdicia en toda la cadena, desde las explotaciones agropecuarias, las plantas de procesado, mercados mayoristas, minoristas, restauración, y así hasta la cocina de nuestras casas.
En el caso de España, según el panel de cuantificación del desperdicio alimentario en los hogares españoles, el 53% de los desperdicios corresponden a los alimentos ya cocinados o procesados en el hogar, mientras que el resto son los productos sin utilizar, tal cual se compraron. Además, entre los productos sin utilizar que más se desperdician están las frutas, las hortalizas y las verduras. “Esto nos debería hacer reflexionar, ya que una vez cocinados los alimentos es cuando los tiramos…tiramos el dinero del gasto en cocinarlo y tiramos nuestro tiempo en hacerlo. Y eso si nos fijamos sólo en el nivel económico, ya sin entrar en el social o medioambiental” explica.
Para María Teresa López, ingeniera técnica agrícola, la generación de residuos alimentarios es un tema preocupante, y destaca además la necesidad de tener en cuenta el tiempo, esfuerzo y dinero que tienen que invertir los agricultores en proporcionar al mercado un kilo de verduras. Algo que no sucede: «simplemente se desperdician esos alimentos en un porcentaje altísimo.
«Esta pandemia nos ha hecho darnos cuenta de lo importantes que son los productos de primera necesidad que provienen del campo. Y también de la gran cantidad de desperdicios alimentarios que generamos en el día a día. Yo personalmente puedo decir que durante la época del confinamiento he pasado por dos fases: las primeras semanas, al estar más en casa, me daba cuenta de que compraba muchísimo y, por consiguiente, tiraba también el excedente, tanto en crudo como una vez cocinado. Pero en las siguientes semanas he reducido el desperdicio alimentario de mi casa” relata. Una experiencia que puede extrapolarse al conjunto de la ciudadanía, y que sin duda debe hacernos reflexionar sobre el modo en el que consumimos alimentos.
Loli García es propietaria de una explotación agrícola, y apuesta por la necesidad de fomentar prácticas de eficiencia a lo largo de toda la cadena alimentaria, «para así maximizar el aprovechamiento de todos los recursos que compramos».
“Existen iniciativas en otros países de hortofruticultores que cooperan con las productoras y envasadoras de zumo para aprovechar la fruta «fea» o la que está en un punto de maduración que no tiene durabilidad en los lineales” explica. Un ejemplo de lucha contra el desperdicio alimentario, y también en lo que tiene que ver con la necesidade de diversificación económica en el rural y con la protección del medio ambiente. Temáticas que figuran entre los objetivos de la PAC.
Gracias a políticas públicas e iniciativas de sensibilización como las que promueve la Unión Europea, parece que poco a poco la ciudadanía está empezando a cambiar rutinas y actitudes en su día a día: «desde llevarte la comida que sobró en el restaurante en un tupper, hasta ONGs que recogen los productos que están próximos a su fecha de consumo preferente para distribuirlos en los albergues de personas sin hogar. Lo más importante es sensibilizar y seguir concienciando a la sociedad sobre este problema real y sobre la necesidad de reducir el desperdicio alimentario” comenta.
Canal Voz