Los cuidados han tenido y siguen teniendo nombre de mujer. Ellas son quienes, mayoritariamente, continúan asumiendo el peso de las tareas del hogar, la crianza o la atención de personas mayores y dependientes. Sucede en el medio urbano, y también en el rural. Un entorno que, en vista de las condiciones a las que nos enfrentamos en los últimos meses, se está convirtiendo en un auténtico privilegio para los que lo habitan debido a la mayor libertad que ofrece. Pero en el que, a pesar de ello, sigue siendo necesario implementar servicios y líneas de apoño que fomenten el desarrollo económico y favorezcan un equilibrio territorial que redunde en mayores garantías de igualdad.
Rosa García es una de esas mujeres que durante la pandemia han podido gozar de la mayor libertad que ofrece la vida en el campo. Ella no duda al considerase una «privilegiada en tiempos de coronavirus. No me imagino a otras mujeres con dos niños pequeños encerrados todo el día en un piso, cuidando de un padre mayor, haciendo todas las tareas de casa, más las labores de profesora y tutora, ir a comprar con todas las precauciones, volver y desinfectarse…y todo eso entre cuatro paredes sin poder salir». Una situación que eleva de manera muy importante la presión psicológica sobre las mujeres que llevan el peso y la responsabilidad de esas tareas. «El hombre sigue teniendo el papel de “ayudador” y la carga mental es sólo de ella».
De esa carga mental y de los problemas psicológicos asociados a la misma sabe mucho Lara Fuentes, psicóloga que desarrolla su trabajo en el ámbito rural. «Las mujeres iempre han sido el pilar fundamental de la familia, de hecho cuando ellas sufren algún problema de salud toda la familia se resiente. En esta época tan convulsa que estamos viviendo, con la pandemia y el confinamiento, vuelve a ponerse de manifiesto el papel de cuidadora de la mujer. Una situación que a muchas mujeres les supone tener que vivir estados de ansiedad», explica.
“El problema es que se sigue demonizando el papel del psicólogo. Cuando te nombran a un psicólogo enseguida piensas en uno clínico que trata a dementes (no entremos en esto que parece retrógrado – bromea-) y al que sólo se puede acudir si perteneces al mundo urbanita” comenta. «Pero se debe romper con esta visión, pues el mundo rural también necesita de profesionales de la salud específicos, todas las disciplinas son necesarias y posibles». En ese sentido reconoce que «la relación de las personas con el ambiente es un factor muy interesante que puede condicionar el modo de enfrentar determinados problemas y situaciones, como por ejemplo las diferencias de género.
En la doble carga que soportan las mujeres en general, y las del rural más en concreto, coincide Cristina Pedreira, abogada especializada en asesoramiento en género. Ella coincide con Lara al señalar que la mujer es el referente familiar, «y con la pandemia del coronavirus, su situación en el rural se ha complicado todavía más. No sólo tienen que dedicarse a los cultivos y a los animales, sino también al cuidado de los hijos que ahora no van al colegio, y también al de los mayores, que además ahora son personas de riesgo. Las mujeres rurales hacen de todo y siempre puedes contar con ellas….son multidisciplinares. Pero eso se debería reconocer y respaldar institucionalmente».
El 93% de las mujeres rurales deben compaginar la agricultura con el cuidado de la familia y el hogar. Una responsabilidad que se ha intensificado durante el estado de alarma, pues el incremento de los cuidados propiciado por el confinamiento coincidió con la siembra y el trasplante de los cultivos. “La primavera no se para aunque esté pululando el coronavirus, y el ciclo vegetativo de las plantas sigue su curso.”
Y es que, tal y como indica Rosa García, la agricultura sigue siendo el sector de empleo más importante para las mujeres que viven en el medio rural. Aunque, lamentablemente, en la mayoría de los casos se trata de una ocupación «informal y con muy baja protección social». De todos modos, siempre hay espacio para la esperanza, que irrumpe aún a pesar de la COVID-19: “con la pandemia, todos volvieron a recordar las cosas básicas e importantes: la sanidad y el sector primario que nos proporciona alimentos». Además, Europa ha sabido responder ampliando los plazos para solicitar las ayudas de la PAC sin las que muchas explotaciones agroganaderas de nuestro rural no tendrían más remedio que echar el cierre.
Canal Voz