El suelo es un recurso indispensable, y preservar su calidad y buen estado es fundamental para garantizarnos un suministro alimentario seguro y de calidad. De la tierra nacen las frutas, verduras y hortalizas que nos dan de comer; así como también las materias primas que se emplean en la alimentación del ganado que, a su vez, nos servirá de alimento. Es por eso que la conservación de los suelos y la erosión son problemas cada vez más presentes en la agenda ambiental. Y tanto agricultores y ganaderos como isntituciones como la Unión Europea los tienen muy en cuenta a la hora de impulsar una legislación que vele por un modelo productivo sostenible, y con garantías de futuro.
«En mi actividad, cultivo las diferentes verduras y hortalizas que luego envasamos en conserva para distribuir en el canal alimentario. Para disminuir el laboreo con maquinaria hace años que empezamos a introducir técnicas de rotación y asociación de cultivos, que ayudan a evitar la erosión del suelo. Además, el abono que aplicamos es natural, procedente del compostaje de restos de cosechas anteriores, podas y estiércoles animales. De esta forma protegemos el suelo a la vez que obtenemos buenos rendimientos agrícolas», explica José Manuel Ferreira; productor artesano de conservas vegetales cuya experiencia sirve de ejemplo de la concienciación y compromiso de los productores agrícolas a este respecto.
También Susana Liñares, ingeniera agrícola trabajadora de un gabinete de proyectos de desarrollo rural, concuerda acerca de la importancia de conservar el suelo; así como en lo relativo a la sensibilización cada vez mayor que exite en ese sentido. «Es algo que se percibe cuando los clientes que se inician en el mundo agroganadero piden información sobre técnicas para incorporar en sus proyectos que ayuden a mejorar y conservar el suelo. Tanto para cumplir con las medidas agroambientales que condicionan los pagos directos de la PAC, como también por propio interés porque existe una conciencia ambiental que los lleva a querer hacer las cosas de una forma que ayude a proteger los recursos naturales».
Apostar por métidos y prácticas sostenibles significa velar por la seguridad alimentaria hoy, pero también proteger nuestra fuente de alimentación y garantizar su continuidad en el futuro. Susana Reboredo es agricultora, y no tiene dudas sobre el hecho de que su actividad productiva depende de la naturaleza del suelo. «Las maneras de trabajar y la forma elegida al cultivar pueden protegerlo o erosionarlo», por eso es importante que el sector cuente con los recursos y la información necesaria para hacer las cosas de la mejor manera.
«Hace años, cuando llegaron los fertilizantes químicos y el uso de maquinaria se extendión en la agricultura, hubo un período en el que, por desconocimiento, se produjeron prácticas agresivas que dejaron algo de lado la protección del suelo. Pero actualmente hay mucha preocupación en el sector por salvaguardar el suelo. pues los efectos de la erosión son muy visibles». Así lo explica esta productora, que comercializa sus cultivos en mercados locales de la zona de Ordes. Y que no tiene dudas sobre los efectos positivos a medio y largo plazo que tendrá el hecho de «condicionar los pagos directos de la PAC a la realización de prácticas agrícolas que tengan en cuenta aspectos medioambientales. Es algo que resulta beneficioso para toda la sociedad, y que justifica más si cabe más la existencia de estas ayudas» europeas al sector primario.
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